La capital italiana comenzó un control para evitar que se arrojen chicles masticados y pegajosos al suelo, principalmente en Largo Argentina, centro de la ciudad. Se estima que se arrojan unos 15000 chicles en a vía publica por día, y los lugares históricos y arqueológicos no se salvan.Ademas la empresa de recolección de residuos de dicha ciudad estimo que cuesta un euro la limpieza d los mismos (de cada chicle). Tardan 5 años en degradarse.
¿Como lo harán?: Con multas elevadas.
La noticia parece de color, sin importancia para los que no vivimos ni siquiera en Italia, pero es importante comparar el cuidado que le da una ciudad o un país a la limpieza de la misma, es por cuestión de respeto. Deberían ver Buenos Aires, una mugre.
Siempre valen los esfuerzos para mejorar.






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